¡PASA PRIMERO QUIEN LLEGA PRIMERO!
Hacia una nueva intersección urbana
por Màrius Navazo
Ahora que la mayoría de calles de nuestros pueblos y ciudades van a ser de velocidad máxima 30 km/h, es un buen momento para detenerse a pensar en al menos un par de cuestiones. Por un lado, cómo vamos a conseguir que unos vehículos diseñados para circular fácilmente a 100-150 km/h lo hagan sólo a 20-30 km/h. Por otro, qué implicaciones va a tener para la regulación de las intersecciones el hecho que ahora los vehículos se aproximen a la mayoría de ellas a velocidades reducidas. De hecho, exceptuando las grandes ciudades como Madrid o Barcelona, las intersecciones entre vías de 30 km/h seguramente van a constituir en torno al 80-90% de los cruces.
En un intento de dar respuesta conjunta a ambos aspectos, aquí se propone una nueva regulación de intersección urbana entre vías de 30 km/h. Se trataría de la regulación “pasa primero quien llega primero”, pero con una excepción de oro: las personas a pie tendrían siempre la prioridad. Por lo tanto, la preferencia según llegada regiría sólo entre los vehículos (bicicletas y VMP incluidos). Y la absoluta prioridad de las personas a pie, evidentemente, les permitiría cruzar la intersección en cualquier sentido –incluso en diagonal.
Existe en EE.UU. una regulación parecida y denominada “all way stop”. Ahí las personas a pie también tienen prioridad ante cualquier vehículo. En nuestro caso, en cambio, no se obligaría a hacer un stop, sino simplemente una reducción de velocidad para comprobar si se puede continuar la marcha o no. Algo más parecido a un ceda el paso. Aunque la principal diferencia con EE.UU. estribaría en el hecho que ahí esta regulación se usa fundamentalmente en suburbios residenciales de baja densidad donde la movilidad a pie es una rara avis y muy excepcionalmente un vehículo debe frenar para que pase una persona. Mientras que aquí se propone esta regulación precisamente para lo contrario: para mimar a la mayoría de desplazamientos urbanos –realizados a pie en nuestros pueblos y ciudades– y ponerlos en el centro de las políticas urbanas.
All way stop. Foto: Mike Dowd.
Aunque pueda parecer lo contrario, la regulación “pasa primero quien llega primero” no constituye un lema para animar a correr y conseguir ser el primero en pasar. Contrariamente, esta regulación implica la abolición de toda prioridad entre vehículos a lo largo de una calle, lo que obliga a tener que pisar el freno reiteradamente: como mínimo, en la proximidad de cada intersección y sin excepción. Por lo tanto, se convierte en una medida de calmado del tráfico muy económica y de primer orden. Ya no tendríamos que decidir qué calle tiene prioridad –y, por lo tanto, tráfico más rápido–y qué calle obliga a frenar. Ahora todas las calles disfrutarían de intersecciones calmadas y ningún vehículo pasaría por ellas sin prestar la máxima atención. En definitiva, esta regulación exige velocidades reducidas a todos los vehículos y máxima atención a todas las personas situadas en torno a un cruce, lo que resulta ser siempre necesario para hablar de seguridad vial en ámbitos urbanos.
En relación al paisaje urbano, esta regulación conlleva que en esos cruces desaparezcan los pasos de peatones, las líneas de detención, así como los pictogramas de ceda y stop. Con todos estos elementos ausentes, se comienza a andar el camino para que las calles dejen de parecer mini-carreteras.
También se abre camino a una nueva mentalidad sobre los cruces urbanos que sería muy parecida a la preexistente a la llegada del coche a nuestras calles: contacto visual, cortesía, acuerdo. Estas eran las reglas urbanas de las personas en los cruces. Estas son aún las reglas en las zonas peatonales, donde personas y vehículos se cruzan sin semáforos, líneas de detención, ni tampoco siguiendo la supuesta prioridad a la derecha. Las mismas reglas urbanas que los vehículos motorizados desterraron, obligando a las personas a jugar unas nuevas reglas impuestas por el motor. Ahora, es necesario que aquellas reglas desterradas vuelvan a arraigar, y que sean los vehículos quienes comiencen a jugar las reglas de lo propiamente urbano. Y la nueva regulación de calles 30 nos brinda esta oportunidad.
Se puede comenzar por los casos más simples: calles de un único carril y sentido de circulación. ¡Que son la gran mayoría! Y a medida que arraigue, ya se extenderá a calles 30 de doble sentido de circulación. Y mientras el Estado no se atreva a hacer el cambio normativo necesario para reconocer este tipo de regulación (actualmente toda intersección, aunque no esté señalizada, tienen establecida la prioridad a la derecha), los ayuntamientos pueden avanzarse poniendo un ceda el paso en cada una de las calles de una intersección. Esto obligaría a que todo vehículo frenara sin estar establecido quién tiene la prioridad. Por otro lado, para conseguir la prioridad peatonal en los cruces podría estudiarse la posibilidad de establecerla por defecto vía ordenanza municipal. Así, igual que varias ciudades se han adelantado a la DGT en la ciudad 30, también pueden hacerlo en este sentido para empujar hacia el necesario cambio normativo.