BAILANDO CON LAS ZONAS DE BAJAS EMISIONES

por Alfonso Sanz Alduán

A punto de que empezaran los bailes de nochevieja de 2022, el gobierno aprobó la regulación de las Zonas de Bajas Emisiones 1 , un paso fundamental para la aplicación de ese instrumento pensado para mejorar la calidad del aire en las ciudades y para iniciar la transformación de su modelo de movilidad.

Se trata de una norma elaborada por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico que, de ese modo, in extremis, pasaba la pelota al tejado del centenar y medio de municipios que tienen que implantar este tipo de regulaciones antes de 2023 y con ello cumplir la Ley 7/2021 de Cambio Climático y transición energética que el propio Ministerio había impulsado.

Como explicamos en la Guía de aplicación de las Zonas de Bajas Emisiones con criterios climáticos y de calidad del aire en ciudades medias, redactada por gea21 para la campaña Clean Cities de Ecologistas en Acción, estas áreas delimitadas tienen un triple objetivo:

  • Mejorar la calidad del aire y reducir el ruido
  • Reducir la emisión de gases de efecto invernadero
  • Cambiar el patrón de desplazamientos (cambio modal), con una reducción de la preponderancia del automóvil en la movilidad urbana

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Los tres objetivos son urgentes. La contaminación atmosférica es la causa de una elevada mortalidad en España 2 , la movilidad es la principal fuente de gases de efecto invernadero en las ciudades y el automóvil es el vehículo que mayores consecuencias negativas genera por su extensiva ocupación del espacio y su peligrosidad. A pesar de esa urgencia, se inició el año 2023 con el incumplimiento generalizado de la ley 3 .

Para entender por qué se ha producido ese fiasco y de paso vislumbrar lo que puede ocurrir en los próximos años, se puede emplear la metáfora del ritmo musical o coreográfico. Una de las claves del éxito o del fracaso de las políticas públicas como las que nos ocupan en este caso es la de acertar con el tempo 4 , atinar con el ritmo de aplicación de las novedades que afectan a nuestro modo de vida y nuestros comportamientos cotidianos.

A este respecto, el tempo de las Zonas de Bajas Emisiones y, en general, el tempo de las políticas vinculadas a la movilidad, la salud y el cambio climático es, como en la música y la danza, el resultado armónico o disarmónico de su ejecución por parte de diferentes intérpretes e instrumentos entre los que destacan los siguientes:

  • El tempo de la salud y el clima. En un escenario en el que se identifican una emergencia de salud relacionada con la calidad del aire y una emergencia climática, las medidas paliativas, como las Zonas de Bajas Emisiones, solo pueden ser bailadas con ritmos muy rápidos, vertiginosos.
  • El tempo de las leyes. Sin embargo, la elaboración de las leyes en general no se baila con ritmos tan rápidos. Tras la publicación en 2021 de las nuevas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre calidad del aire 5 , la Comisión Europea inició en 2022 la modificación de sus directivas para reducir los distintos umbrales de contaminantes admisibles 6 , estando previsto que se cumplan … en 2030,… si todo va bien. En el caso de la legislación nacional, el ritmo lo puso inicialmente la Ley 7/2021 de cambio climático y transición energética que, como se ha mencionado, estableció diciembre de 2022 como límite para que bailaran con Zonas de Bajas Emisiones 149 ciudades españolas. Pero la regulación se concretó casi en las campanadas de ese mismo fin de año. Se trata, por tanto, de una dirección de orquesta que anuncia las partituras de manera muy tardía a unos intérpretes que, en muchos casos, no conocen ni tienen interés en el instrumento, ni siquiera en acudir al propio baile.
  • El tempo de la justicia. La judicatura ha querido también participar en la danza de las ZBE, poniendo en cuestión la melodía, la letra y la música que se interpretan, extralimitándose al plantear exigencias políticas a los gobiernos locales 7 . La consecuencia es que los procedimientos para la implantación de las ZBE se van a hacer mucho más lentos, para que no haya ningún resquicio por el que algunos invitados al baile puedan romper la armonía con la ayuda del poder judicial.
  • El tempo de la política. Para las personas con responsabilidad política, el baile está regido por el un ritmo cuatrienal de elecciones. Ese es uno de los motivos por los cuales numerosas ciudades han aplazado la implantación de las Zonas de Bajas Emisiones hasta que pase la convocatoria de elecciones municipales de mayo de 2023.
  • El tempo de la administración. Para las administraciones locales la danza de las ZBE se celebra mediatizada por dos factores perturbadores. Por un lado, a partir de la crisis de 2008, la debilidad de sus estructuras, la falta de recursos económicos y de personal, han hecho que su capacidad orquestal sea muy reducida. Por otro lado, los cambios en la legislación y en las formas de contratación de los últimos tiempos, han hecho muy lentos y menos fiables en términos de resultados los procedimientos de contratación de asistencias técnicas y servicios necesarios para la implantación de las ZBE.
  • El tempo mediático. En el baile de las ZBE los medios de comunicación no solo informan, sino conforman la opinión pública. Y lo hacen, obviamente, con sesgos relevantes derivados de cada línea editorial, pontificando sobre lo apropiado de las diferentes músicas y el decoro de las personas que bailan. Hasta hace pocos años, los medios no contemplaban la calidad del aire o el cambio climático como asuntos que merecieran la atención pública; ahora lo hacen desde los propios intereses empresariales, muchas veces vinculados al sector de la automoción y a determinados posicionamientos políticos contrarios a todo baile que suene a limitar el uso o el abuso del automóvil.
  • El tempo de lo social y cultural. Finalmente, cabe mencionar el tempo de la ciudadanía, del conjunto de las personas que bailan, con una enorme variedad de gustos e intereses que expresan en sus peticiones a la orquesta. Los tempos de la política, las leyes o la ciencia no se pueden cumplir si la sociedad no ha interiorizado las novedades y las asume en un proceso que es también cultural. Las Zonas de Bajas Emisiones convocan a un baile con ritmos y sones nuevos que tardarán en extenderse, aunque, como indica Màrius Navazo 8 , cabe el riesgo de se repitan las melodías antiguas y fracasen en los objetivos ambientales, de salud y sociales que las justifican.

 

En conclusión, como ocurre con cualquier otra política pública, la aplicación de este instrumento de las ZBE requiere no solo que sus contenidos sean acertados y cumplan los objetivos de mejorar la calidad de vida urbana, sino que exista armonía en los tempos que demandan los diversos intérpretes y participantes.

Bailar con las Zonas de Bajas Emisiones exige una buena dirección de orquesta, una cualificada producción musical y de eventos y un calendario idóneo para responder o convocar a la ciudadanía.

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[1] Real Decreto 1052/2022, de 27 de diciembre, por el que se regulan las zonas de bajas emisiones.

[2] La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) estima que por esta causa fallecieron prematuramente en 2019 más de 300.000 personas en la Unión Europea y cerca de 30.000 en España. Véase el informe Air quality in Europe - 2021 report: https://www.eea.europa.eu//publications/air-quality-in-europe-2021. En el caso de España las muertes prematuras estimadas para cada contaminante, no sumables de modo directo, son: 23.300 por la exposición a las partículas PM2,5, 6.250 por dióxido de nitrógeno y 1.820 por ozono.

[3] Según los recuentos realizados por diversos medios de comunicación, de las 149 ciudades obligadas a implantar Zonas de Bajas Emisiones antes de 2023 solo una docena, incluyendo Madrid y Barcelona, puede considerarse que ha llegado a tiempo en su cumplimiento.

[4] Según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia de la Lengua, la palabra tempo se define de la siguiente manera:

1. m. Grado de celeridad en la ejecución de una composición musical y, por extensión, de una composición poética. 2. m. Ritmo de una acción, especialmente la novelesca, teatral o cinematográfica.

[5] OMS, 2021: WHO global air quality guidelines. Particulate matter (PM2.5 and PM10), ozone, nitrogen dioxide, sulfur dioxide and carbon monoxide. Disponible en: https://apps.who.int/iris/handle/10665/345329

[6] Propuesta de Directiva relativa a la calidad del aire ambiente y a una atmósfera más limpia en Europa. Bruselas, 26.10.2022. COM(2022) 542 final.

[7] Es llamativo a ese respecto, por ejemplo, la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Barcelona del 21 de marzo de 2022 que anuló la Zona de Bajas Emisiones de la ciudad tras una denuncia de una denominada Asociación Plataforma de Afectados de las Restricciones Circulatorias, con argumentos políticos como que su ámbito geográfico es demasiado grande, que restringe también en exceso el tipo de vehículos afectados y tiene deficiencias en su elaboración. A los jueces firmantes de la sentencia no se les ocurre, sin embargo, reclamar medidas más restrictivas, que ofrezcan mejores resultados en términos ambientales.

[8] ¿Zonas de bajas emisiones o zonas de impulso al sector del automóvil? El Salto. 9 de febrero de 2023. https://www.elsaltodiario.com/opinion/zonas-bajas-emisiones-implulso-sector-automovil