EL FUTURO JOVEN

por Marta Román

“Yo siempre he dicho que yo me quedaría en España simplemente para cambiar España, (…) obviamente se gana muchísimo mejor en otros países, pero si quieres cambiar tienes que sacrificar algo”.

Esta frase surge de una joven española de origen magrebí, ante la pregunta de cuáles son sus expectativas de futuro. La respuesta contiene un proyecto al que dirigir sus pasos y un sentimiento profundamente “patriótico” porque antepone a sus intereses personales la decisión de quedarse para contribuir a mejorar su país.

La conversación la tuvimos en el curso de una investigación sobre hijas e hijos de inmigrantes para conocer su sentimiento de arraigo, su identidad y su grado de integración en nuestra sociedad. Se trata de un estudio solicitado por el Foro para la Integración social de los inmigrantes 1 y el OBERAXE (Observatorio contra el racismo y la xenofobia), organismo dependiente del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social.

Preguntar a los jóvenes sobre su futuro parece casi obligado en una sociedad que concibe esta etapa vital como una preparación para el mañana. Pero la pregunta está empezando a resultar incómoda y a despertar más pesadillas que anhelos y sueños. Algunos jóvenes autóctonos, que también han participado en esta investigación, manifiestan su desazón cuando se les formula.

“A lo largo de mis 20 años he pensado más en el futuro que en el presente (…) pensar solo en el futuro todo el rato es abrumador”

Este malestar en boca de una estudiante universitaria resulta cuanto menos preocupante. Marina Garcés en su libro “La Ilustración Radical” nombra lo que ella llama la condición póstuma, que es una nueva posición de la humanidad ante el tiempo histórico que ha arrebatado a los jóvenes la misma idea de futuro.

¿Cómo se puede enfrentar la falta de futuro una sociedad basada, precisamente, en hacer renuncias al presente para asegurarse un mañana? Todo aquello creado para garantizar una buena vida sostenida en el tiempo -el ahorro, la hipoteca o la posibilidad de tener una pensión-, se está alejando del imaginario y del alcance de muchos jóvenes, generando desazón e impotencia.

Quienes proceden de otras culturas nos muestran lo estrecho y angosto que es el camino para ocupar un lugar en nuestra sociedad. Una vía individual, centrada casi exclusivamente en estudios reglados, y donde no aparecen alternativas o salidas para quienes no quieren o no pueden cumplir con el plan trazado. Incluso quienes invierten en esa vía tampoco tienen garantías de quedar bien situados y tener empleo y recursos para desarrollar un proyecto vital propio.

A través de la mirada de personas que se han criado entre dos culturas, vemos las contradicciones de nuestra propia sociedad. Percibimos las dificultades del futuro juvenil en una sociedad “futurizada” -en palabras de un joven subsahariano-. Pero también percibimos la fuerza de la inmigración que aporta perspectiva, proyectos e ilusión para afrontar el futuro y mejorar nuestro país, que también es el de ellas y ellos.

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[1] El Foro para la Integración social de los Inmigrantes (FISI) es el órgano de consulta, información y asesoramiento del Gobierno de España en materia de integración de las personas inmigrantes.

Portada recortada

Jóvenes descendientes de inmigrantes en España – Publicado en julio de 2023 por el OBERAXE. Autoras: Begoña Pernas y Marta Román