TRANSICIÓN. LA IMPORTANCIA DEL CAMINO

 

por Alfonso Sanz (gea21) y Gonzalo Navarrete (Traza)

La palabra transición no solo apunta a un destino, a un escenario futuro, sino también a un origen del que se parte y que se quiere dejar atrás. Definir una transición es, por tanto, construir uno de los posibles caminos para el cambio.

Por ese motivo, ahora que el término se ha consolidado en la agenda política europea y que incluso existen leyes y ministerios que se denominan de transición energética o ecológica1 es oportuno clarificar algunos conceptos y señales que guían el camino, como por ejemplo los adjetivos que atribuyen alguna propiedad a la transición.

En primer lugar, es relevante indicar que cuando se habla de transición energética se hace referencia a un cambio en el modelo energético, pero que cuando se emplea el término “ecológica”, habitualmente se está calificando a la propia transición, es decir al propio proceso de transformación, sea del modelo energético o de las emisiones de gases de efecto invernadero como podría ser el caso de las transiciones climáticas.

Por ese motivo, una transición energética puede no ser ecológica. Es posible encontrar propuestas de transición energética que no tienen en cuenta el marco global de lo ecológico. Las fuentes de energía renovable forman parte del camino de la transición energética, pero no siempre cumplen con los requisitos de una transición ecológica, que obliga a tener en cuenta otros criterios como la conservación de la biodiversidad, la ocupación de suelos fértiles o la contaminación que se genera en todo su ciclo de vida.

Las comunidades energéticas son, en ese sentido, una aportación de gran interés para aproximar la transición energética a lo ecológico, en la medida en que suelen apoyarse en la implantación de fuentes renovables sobre edificaciones o suelos artificializados o en espacios que no pierden sus funciones ecológicas con instalaciones irreversibles.

Tampoco hay una correspondencia directa entre transición energética y adjetivos como social, justa o democrática. Una transición energética puede ser socialmente injusta y reforzar estructuras de poder oligopólicas y antidemocráticas. Puede ser un camino difícil para algunos grupos sociales y tener atajos para privilegiados o puede contribuir a que todos lleguen a la meta en igualdad de condiciones; puede concentrar el poder y la riqueza o, alternativamente, favorecer la redistribución de las oportunidades; puede convertir a la población en clientes alejados del recurso energético o, por el contrario, estimular la participación ciudadana y la comprensión global de lo que significa generar energía.

El Pacto Verde Europeo, la hoja de ruta de la Unión Europea para responder a los desafíos ambientales y climáticos, tiene presente que “La transición solo puede tener éxito si se lleva a cabo de manera justa e integradora 2, evitando que los sectores y regiones más dependientes de los combustibles fósiles se queden rezagados 3, pero hará falta también que las políticas generales de la Comisión Europea faciliten la participación y la democratización con respecto a los recursos y decisiones económicas fundamentales.

En ese sentido, las comunidades energéticas son, también una herramienta de gran valor para que los caminos de la transición energética tengan en cuenta el componente social, la equidad y la democratización en el acceso a los recursos. El carácter local de la generación y consumo de la energía que ofrecen estas comunidades propicia la participación ciudadana y la toma de decisiones más allá de las puras leyes del mercado o de la rentabilidad en términos meramente monetarios.

En conclusión, las transiciones son caminos que hay que elegir muy cuidadosamente, no solo para garantizar que se llega al destino imaginado, sino para asegurar que el recorrido atraviesa los escenarios deseables en lo social y ecológico. El camino de la transición energética importa.

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Este breve artículo acaba de ser publicado en versión inglesa en la web del proyecto europeo Lightness (https://www.lightness-project.eu/the-importance-of-the-journey), cuyo objetivo es promover la transición energética a través de las denominadas comunidades energéticas renovables, es decir, entidades con participación ciudadana comprometidas con el cambio de modelo energético a través de la generación y consumo de energía renovable local.

Forma parte de una serie dedicada a poner de manifiesto las claves de esa proceso de cambio bajo el título De las preguntas más frecuentes (FAQ) a las más desafiantes (CHAQ) (https://www.lightness-project.eu/from-frequently-asked-questions-to-challenging-questions/). Como se indica en la presentación de la serie, las comunidades energéticas suscitan no solo preguntas relativas a qué son y cómo se constituyen, sino preguntas sobre el para qué, es decir, sobre su papel en el necesario cambio de patrón energético. Son preguntas mucho más desafiantes (Challenging Questions), pues apuntan no solo a comprender el modo en que estas comunidades energéticas permiten satisfacer el suministro energético, sino a interrogarse sobre su utilidad para un escenario futuro más sostenible, democrático y justo.

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[1] Ministerio de Transición Ecológica y Solidaria en Francia, Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico en España y Ministerio de Transición Ecológica en Italia.

[2] COM(2019) 640 final. Bruselas, 11.12.2019.

[3] Para ello se desarrolla un Mecanismo para una Transición Justa, que incluye un Fondo de Transición Justa.