TURISMO, TERRITORIO, MOVILIDAD Y CARRETERAS EN LANZAROTE
por Alfonso Sanz Alduán
En memoria de Antonio Estevan Estevan (1948-2008), compañero de gea21, y de Vicente Torres Castejón (1950-2024), que también colaboró con nosotros en algunos trabajos. Ambos contribuyeron al hilo de la reflexión sobre las carreteras de Lanzarote que continuamos tejiendo y que aquí se presenta.
Ahora que la DANA, ayudada por la codicia, la corrupción urbanística, la construcción en zonas inundables e innumerables errores políticos, se ha cobrado más de doscientas vidas en la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, se refuerza la añoranza a estos dos infatigables críticos nacidos en Valencia. Sus propuestas sobre el ciclo del agua, las infraestructuras de transporte o la especulación inmobiliaria, hubieran sido buenos paliativos de los efectos del cambio climático, pero, lamentablemente, no tuvieron el merecido respaldo. Sin embargo, como el expresivo título de la autobiografía de Vicente señala, No inútilmente, su labor y la de Antonio no han sido en vano. Seguimos.
Canarias y Lanzarote se encuentran en una encrucijada. El modelo turístico estalla por todas sus costuras y desborda límites. La contradicción entre el incremento del número de turistas y las condiciones de vida de la población es flagrante. Los compromisos ambientales y climáticos no pueden cumplirse mientras no se aborde la transformación del sector turístico, el principal pilar actual de la economía de las islas.
La movilidad está en el centro de esa encrucijada. Es dependiente de ese modelo turístico y la pieza clave de la descarbonización de la economía canaria. Repensar la movilidad para afrontar una transición ecosocial es, también, repensar las infraestructuras que soportan los desplazamientos.
Y las carreteras son, precisamente, el soporte de la movilidad insular, tanto turística como de las personas residentes en la isla de Lanzarote. Pensar las carreteras como si no hubiera límites al crecimiento turístico o a la dispersión territorial es prueba de una ceguera de futuro, de una posición irresponsable de los gobiernos y, también, de algunos agentes sociales que prefieren seguir el camino trillado a enfrentarse con la incomodidad del cambio.
Esa irresponsabilidad explica el contexto actual de la política de carreteras, caracterizada por un continuado anuncio de nuevos proyectos de ampliación de la red (tramos de autovía, desdoblamientos, enlaces, etc.) o de modificaciones de diseño y trazado de la red existente, con criterios muy cuestionables por su impacto territorial; criterios que resultan ser contradictorios, paradójicamente, con el propio modelo turístico y su conexión con la valoración de un paisaje único.
La oleada de obras previstas en las carreteras de Lanzarote choca de frente con los compromisos ambientales y climáticos en la medida en que estimula el uso de los medios de desplazamiento motorizados privados, responsables de una parte considerable de las emisiones de gases de efecto invernadero insulares y de otros numerosos problemas ambientales y sociales.
Todo ello conduce a la necesidad de alcanzar un nuevo acuerdo social y político, no solo sobre el modelo turístico, sino también sobre el territorio, del que se derive también un modelo de movilidad coherente.
Una vez que se haya establecido el marco turístico, territorial y de movilidad, será posible también definir un nuevo modelo viario para Lanzarote, que permita actualizar la visión pionera que tuvieron el artista César Manrique y el presidente del Cabildo, Pepín Ramírez, la perspectiva Manrique-Ramírez, de la relación territorio-carretera, cuya huella es todavía una marca referencial y diferencial de la isla.
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Las líneas anteriores se corresponden con la presentación del documento Territorio, Movilidad y Carreteras. Una nueva perspectiva para Lanzarote, que se puede descargar aquí, también junto a su síntesis. El trabajo, que fue encargado por la Fundación César Manrique y presentado primero en la Sala José Saramago de Arrecife y, el pasado 2 de diciembre, en el Consejo de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote, quiere contribuir a ese necesario acuerdo social y político, aportando una reflexión general sobre las carreteras de la isla y sus relaciones con el territorio y la movilidad.